El coro de los ángeles
Exposición sobre la fe ortodoxa, 11, 3. 
San Juan Damasceno 
  

El ángel es un ser inteligente, dotado de libre arbitrio, en continua actividad incorpórea al servicio de Dios; enriquecido con la inmortalidad gracias al don del Altísimo, aunque sólo el Creador sabe en qué consiste su sustancia y puede definirla (...).

El ángel es una naturaleza racional, inteligente, libre, sujeto a razonamiento y determinado en la voluntad, pues todo lo que ha sido creado debe estar sujeto a cambio: sólo lo increado está fuera de la esfera de la mutabilidad. También lo que es racional está dotado de libertad y, por eso, el ángel, al tener razón y ser inteligente, goza de libre arbitrio; es una naturaleza creada y mutable, pues libremente puede adherirse al bien y progresar en él, o plegarse al mal (...). Tiene la inmortalidad, pero sólo por gracia y don divinos, no por naturaleza, pues todo lo que tiene principio ha de tener un fin. Sólo Dios existe desde siempre. Quien ha creado el tiempo y se encuentra por encima de él, no está sujeto al tiempo.

Los ángeles son luces espirituales que reciben su esplendor de esa primera Luz, que no tiene principio. No necesitan lengua, ni oídos, pues se comunican las experiencias e ideas sin auxilio de voz. Han sido creados por medio del Verbo y recibieron su perfección a través del Espíritu Santo, para que cada uno reciba, según su dignidad y orden, la gracia y la gloria.

Están circunscritos o limitados en el sentido de que, mientras se encuentran en el Cielo, no están en la tierra, o si son enviados por Dios al mundo, no permanecen en el Paraíso. Pero no están sujetos a un lugar fijado por muros, puertas, vallas o cerraduras; ni son reducidos a unos confines precisos.

Tampoco están vinculados a figura alguna; aparecen a los que Dios quiere pero no como son, sino en la forma adecuada a la vista de quienes los ven. Por otro lado, sólo lo que es increado rechaza por naturaleza cualquier límite; las criaturas, por el contrario, están limitadas por los términos fijados por el Creador. De otra parte, los ángeles reciben la santidad no de su propia naturaleza, sino de otra fuente, que es el Espíritu Santo. Gracias a la iluminación de Dios pueden predecir el futuro y no tienen necesidad de connubio porque son inmortales (...).

Los ángeles son poderosos y prontos a cumplir la voluntad de Dios; dotados de tal agilidad que se encuentran al instante allí donde Dios quiere. Cada uno tiene en custodia una parte de la tierra, preside a una nación o a un pueblo, según las disposiciones del Creador: dirigen nuestros asuntos y nos ayudan en cuanto, por voluntad divina, están por encima del hombre y se encuentran siempre en torno a Dios (...).

Contemplan al Altísimo en el grado en que el Señor se lo permite a cada uno y de este manjar se alimentan. Superiores a nosotros porque son incorpóreos e inmunes a las pasiones corporales, aunque no de cualquier pasión, porque esto sólo compete a Dios. Se transforman en todo lo que la divinidad quiere, y, de este modo, se hacen visibles a los hombres, descubriéndoles los misterios divinos. Se encuentran en el Cielo y tienen la misión de alabar a Dios y cumplir su voluntad.

"Y entre los libros de la buena memoria, me quedo oyendo como un ciego frente al mar..."
Luis Alberto Spinetta (Los libros de la buena memoria, El Jardín de los Presentes).